Durante los ensayos previos al homenaje póstumo a Rubby Pérez, su hija Zulinka vivió un momento que conmovió profundamente a todos los presentes.

La cantante, visiblemente afectada por la pérdida de su padre, se preparaba para interpretar el tema “De Color de Rosa”.

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El mismo que Rubby entonaba cuando ocurrió la tragedia en la discoteca Jet Set.

Este hecho ya cargaba la canción de una emoción intensa, pero lo que sucedió durante la interpretación superó todas las expectativas.

En cuanto Zulinka comenzó a cantar, el ambiente cambió por completo.

La orquesta, compuesta por músicos que aún arrastraban el dolor de haber vivido de cerca aquel trágico episodio, no pudo contener las lágrimas.

El ensayo se transformó en una escena cargada de sentimientos; varios músicos bajaron sus instrumentos, otros se taparon el rostro.

Y Zulinka misma se detuvo en medio de la canción para limpiarse las lágrimas con un pañuelo. Fue un momento tan fuerte que muchos describieron que “el homenaje se vino abajo”.

Lo simbólico de interpretar ese tema fue demasiado para todos. No era solo una canción; era un recuerdo viviente del último instante musical de Rubby Pérez.

El silencio que siguió a la interpretación fue más elocuente que cualquier palabra.

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