Amara La Negra, reconocida figura de la música y la televisión hispana, vivió uno de los capítulos más duros de su vida cuando pasó tres meses durmiendo en su auto.
Estacionada frente a locales como McDonald’s y Walmart, ocultaba al mundo su situación, mientras intentaba mantenerse firme y sonriente ante las cámaras.

Esa etapa de incertidumbre se convirtió en la chispa que encendió su deseo de superación.
Durante ese tiempo, Amara se aseaba en baños públicos y luego retomaba su rutina como si todo estuviera bien.

Nadie imaginaba que detrás de su carisma y energía se escondía una mujer luchando silenciosamente contra la adversidad.
Ella misma ha dicho que fueron esos momentos los que moldearon su carácter fuerte y decidido.

Criada por su madre, Ana María Oleaga, una mujer trabajadora que la sacó adelante limpiando casas y cocinando, Amara creció sabiendo que el éxito no se hereda, se trabaja.
Su madre ha sido siempre su mayor inspiración y su vínculo es tan fuerte que la artista la menciona como su ejemplo de vida.

Hoy, Amara La Negra vive una realidad completamente distinta. Posee propiedades en Estados Unidos y República Dominicana.
Y forma parte del equipo de Univisión, consolidándose como una figura influyente en la televisión latina.

Cada logro que ha alcanzado es una respuesta directa a las pruebas que una vez la pusieron contra la pared.
Uno de los puntos clave en su carrera artística fue el éxito de la canción “Ay”, un tema que se convirtió en himno de fiesta y ritmo para el público latino.

Este hit no solo confirmó su talento musical, sino que también la posicionó en un nuevo nivel dentro de la industria del entretenimiento.
La historia de Amara La Negra es un ejemplo poderoso de resiliencia. De dormir en su auto a ser dueña de propiedades y rostro visible en la televisión.

Su vida demuestra que los sueños se alcanzan con esfuerzo, valentía y una raíz familiar sólida. Hoy, su voz no solo entretiene: también inspira.
News
Encontré a mi hija arrodillada bajo la lluvia, mientras su esposo la castigaba por haber comprado un vestido nuevo. Desde dentro, podía escuchar a su marido y a su familia riéndose. La levanté, pateé la puerta y dije cinco palabras que jamás olvidarían.
La lluvia caía con una fuerza casi horizontal cuando mi coche se detuvo frente a la casa de mi hija….
Acababa de comprar un cottage cuando mi nuera me llamó: ‘Llegamos en dos horas con veinte familiares. Prepara habitaciones y comida; nos quedamos dos semanas.’ Yo solo sonreí… y elaboré un plan.
La llamada llegó justo cuando estaba guardando las últimas cajas en mi recién comprado cottage. Uno pequeño, encantador, perdido en un…
Mi hijo y su esposa me pidieron que cuidara a su bebé de dos meses mientras ellos iban de compras. Pero, por más que lo abrazaba, el pequeño no dejaba de llorar desesperadamente. Algo no iba bien. Cuando levanté su ropa para revisar el pañal, me quedé paralizado. Había… algo increíble. Mis manos empezaron a temblar. Tomé a mi nieto rápidamente y salí corriendo hacia el hospital.
Nunca olvidaré aquella tarde de sábado en Madrid. Mi hijo y su esposa me habían pedido que cuidara a su…
Después de dedicar seis meses a coser a mano el vestido de boda de mi hija, entré en la suite nupcial justo a tiempo para oírla decir entre risas: “Si pregunta, dile que no me queda. Parece comprado en una tienda de segunda mano.” Sentí cómo algo dentro de mí se desmoronaba, pero respiré hondo, levanté la cabeza y me llevé el vestido sin decir palabra. Sin embargo, más tarde sucedió algo que jamás habría imaginado…
Después de pasar seis meses cosiendo a mano el vestido de boda de mi hija, entré en la suite nupcial…
Había entrado fingiendo ser una clienta anónima, con la libreta escondida en el bolso, cuando apareció el mensaje de mi hija, aterrorizada: “¡Mamá, me acusa de robar! ¡Llama a la policía!”. Se me heló la sangre, pero mi respuesta fue firme: “Cariño, escóndete en el almacén. Voy para allá”.
“Había entrado fingiendo ser una clienta anónima, con la libreta escondida en el bolso, cuando apareció el mensaje de mi…
“¡Lárgate de esta casa, vieja inútil!” — La humillación que convierte la hacienda de Joanna en un campo de batalla familiar.
«Como vuelvas a pisar esta casa, te juro que te echo con mis propias manos, vieja inútil.» Ese fue el…
End of content
No more pages to load






