
Hay historias que hablan sin palabras y esta es una de ellas: Toni Costa, sin grandes fanfarrias, decidió que era el momento perfecto para desconectar con su hija Alaïa.
Juntos emprendieron un viaje a Costa Rica, un destino que elegían como escenario de esa conexión única que sólo se da entre papá e hija.
La aventura comenzó el pasado 15 de junio —Día del Padre— cuando Toni anunció que celebraría esa fecha tan especial viajando con su pequeña.
VE EL VIDEO DE TONI Y ALAIA DE VACACIONES EN COSTA RICA AL FINAL DEL CONTENIDO

“¡Hoy celebrando el Día del Padre y viajando a Costa Rica a pasar unas increíbles vacaciones con Alaïa!”, escribió en Instagram para arrancar esa odisea llena de naturaleza, risas y momentos exclusivos.
Padre e hija han explorado desde playas doradas hasta cascadas escondidas, combinando tirolesa, cabalgatas y hasta paseos en moto acuática. Cada aventura es una postal viva de complicidad, con Alaïa contagiada de la misma energía y emoción que su papá.

En uno de los videos, la niña confesó: “Me estoy divirtiendo mucho con papi”, mientras lucía un traje de baño a juego con él.
Este viaje no es un plan improvisado: Adamari López, madre de Alaïa, está inmersa en la grabación de su programa ¿Quién caerá? en Uruguay. Por lo tanto, mientras Toni e Alaïa surcan las olas, ella continúa con su agenda laboral al otro lado del continente.

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Esa dualidad lo hace aún más significativo: dos padres, dos países, un solo propósito —ofrecerle lo mejor a su hija.
En este contexto, mientras Adamari construye memorias profesionales en Uruguay, Toni las crea de manera personal junto a Alaïa en Costa Rica. La fotografía está completa: trabajo y familia entrelazados, sin restarse protagonismo.

Y como suele suceder, cada parentela tiene sus formas de demostrar amor. En Costa Rica, el viaje actúa como recarga emocional para Toni e Alaïa; mientras tanto, Adamari sostiene la estabilidad desde el otro lado, haciendo malabares y carga de maletas para cumplir con sus compromisos profesionales.
Este contraste no es un choque, sino una coreografía bien ensayada: ella en Uruguay, él en Costa Rica, y Alaïa, testigo y protagonista del cariño compartido. Un ejemplo perfecto de equilibrio familiar moderno.

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