Aunque en la televisión siempre lo vemos con traje, bien peinado y con el tono serio de los grandes presentadores, en su casa Rafa Araneda se transforma por completo.
Basta con verlo compartir con su hijo Benjamín para descubrir que, más que un papá tradicional, es uno de esos que se tiran al piso, se ensucian la ropa y se ríen a carcajadas como si tuvieran la misma edad que sus hijos.

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Y es que hay algo en la paternidad que saca lo mejor de él.

Atrás queda el conductor de galas y programas, y aparece el Rafa auténtico, el que no le teme al ridículo, el que disfruta cada instante como si fuera único.
Y el que no duda en ponerse al nivel de su pequeño para disfrutar juntos.

En el video que circula en redes, se los puede ver entregados por completo al juego, en una escena que transmite esa complicidad pura entre padre e hijo.
No hay cámaras de televisión, no hay luces ni maquillaje… solo un papá jugando como un niño, y un niño que se siente el más feliz del mundo por tenerlo a su lado.

Una imagen que, sin necesidad de palabras, lo dice todo.
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