La presentadora dominicana Clarissa Molina, quien se hizo conocida en 2014 tras participar en el certamen Nuestra Belleza Latina y que actualmente forma parte del programa El Gordo y La Flaca, recordó recientemente su etapa de secundaria y sus primeros años en Hackensack, Nueva Jersey. En esta ciudad vivió hasta que logró cumplir su sueño de mudarse a Miami y consolidarse en el mundo de la televisión. Para Clarissa, esta etapa de su vida está llena de recuerdos especiales, especialmente de la casa en la que vivió, ya que fue allí donde recibió la inesperada visita de Osmel Sousa, quien le comunicó que había sido seleccionada para formar parte del reality, donde finalmente se posicionó como tercera finalista, marcando el inicio de una exitosa trayectoria.
En un reportaje transmitido en El Gordo y La Flaca, Clarissa compartió con los televidentes un emotivo recorrido por Hackensack, la ciudad en la que residió durante casi una década y que sigue ocupando un lugar especial en su corazón. “Fueron nueve años de mi vida en el área triestatal, en una ciudad con una gran comunidad de cubanos, dominicanos y centroamericanos. Aquí fue donde viví con mi papá y mis hermanos, después de haber pasado un año en casa de mi tío. En este lugar comenzamos una nueva etapa en nuestra vida”, expresó la presentadora sobre el hogar donde pasó su juventud.
Además de conservar un sólido grupo de amigos con quienes compartió parte de su adolescencia, Clarissa rememoró con gran emoción el día en que Osmel Sousa llegó hasta su casa para anunciarle que había sido seleccionada para Nuestra Belleza Latina. “Este sitio me trae muchos recuerdos. De hecho, aquí mismo, en esta casa, fue donde Osmel Sousa tocó la puerta para darme la noticia. Fue un momento inolvidable”, comentó con nostalgia sobre uno de los días más importantes de su vida.
A pesar de haber transcurrido casi diez años desde que se mudó a Miami, Clarissa mantiene frescas en su memoria las vivencias que compartió con su padre y hermanos en aquel hogar, especialmente en su habitación. “Aquí es donde vivíamos, siempre ocupábamos el primer piso. Esta era la habitación de mi papá, y la mía daba al patio. Si esa ventana pudiera hablar, contaría todas las historias de mi juventud”, expresó con una sonrisa, recordando con cariño los momentos que marcaron su crecimiento personal y profesional.
News
Encontré a mi hija arrodillada bajo la lluvia, mientras su esposo la castigaba por haber comprado un vestido nuevo. Desde dentro, podía escuchar a su marido y a su familia riéndose. La levanté, pateé la puerta y dije cinco palabras que jamás olvidarían.
La lluvia caía con una fuerza casi horizontal cuando mi coche se detuvo frente a la casa de mi hija….
Acababa de comprar un cottage cuando mi nuera me llamó: ‘Llegamos en dos horas con veinte familiares. Prepara habitaciones y comida; nos quedamos dos semanas.’ Yo solo sonreí… y elaboré un plan.
La llamada llegó justo cuando estaba guardando las últimas cajas en mi recién comprado cottage. Uno pequeño, encantador, perdido en un…
Mi hijo y su esposa me pidieron que cuidara a su bebé de dos meses mientras ellos iban de compras. Pero, por más que lo abrazaba, el pequeño no dejaba de llorar desesperadamente. Algo no iba bien. Cuando levanté su ropa para revisar el pañal, me quedé paralizado. Había… algo increíble. Mis manos empezaron a temblar. Tomé a mi nieto rápidamente y salí corriendo hacia el hospital.
Nunca olvidaré aquella tarde de sábado en Madrid. Mi hijo y su esposa me habían pedido que cuidara a su…
Después de dedicar seis meses a coser a mano el vestido de boda de mi hija, entré en la suite nupcial justo a tiempo para oírla decir entre risas: “Si pregunta, dile que no me queda. Parece comprado en una tienda de segunda mano.” Sentí cómo algo dentro de mí se desmoronaba, pero respiré hondo, levanté la cabeza y me llevé el vestido sin decir palabra. Sin embargo, más tarde sucedió algo que jamás habría imaginado…
Después de pasar seis meses cosiendo a mano el vestido de boda de mi hija, entré en la suite nupcial…
Había entrado fingiendo ser una clienta anónima, con la libreta escondida en el bolso, cuando apareció el mensaje de mi hija, aterrorizada: “¡Mamá, me acusa de robar! ¡Llama a la policía!”. Se me heló la sangre, pero mi respuesta fue firme: “Cariño, escóndete en el almacén. Voy para allá”.
“Había entrado fingiendo ser una clienta anónima, con la libreta escondida en el bolso, cuando apareció el mensaje de mi…
“¡Lárgate de esta casa, vieja inútil!” — La humillación que convierte la hacienda de Joanna en un campo de batalla familiar.
«Como vuelvas a pisar esta casa, te juro que te echo con mis propias manos, vieja inútil.» Ese fue el…
End of content
No more pages to load






