Raúl de Molina relató en exclusiva para People en Español la difícil experiencia que vivió tras una cirugía estética a comienzos de mayo. Aunque al principio se sentía en excelente forma, pocas horas después del procedimiento sufrió un desvanecimiento en su casa de Miami. Su hija Mía fue testigo del incidente y llamó al 911 cuando lo encontró sangrando por los tubos de drenaje. El presentador de El gordo y la flaca fue trasladado de urgencia y recibió una transfusión de sangre debido a la pérdida.

El equipo médico tomó la decisión de operarlo de inmediato para evitar una sepsis —una infección sanguínea—, lo que requirió una intervención quirúrgica adicional. Raúl permaneció hospitalizado durante tres días, y Mía quedó visiblemente afectada por el susto. Afortunadamente, ya está en proceso de recuperación en su hogar.

El procedimiento inicial fue una panniculectomía: retiraron más de 15 libras de tejido y piel flácida del abdomen, parte de su viaje tras perder 110 libras. Diez días después, decidió retomar algunas actividades ligeras, como caminar dentro de su edificio. Sin embargo, comenzó a sentir dolor en el pie izquierdo, fue medicado con antiinflamatorios y al llegar al décimo día sufrió el colapso que derivó en su ingreso hospitalario. El propio Raúl reconoció que debió haber seguido las recomendaciones médicas más al pie de la letra.

Ahora, con el apoyo de su esposa Millie, su hija y el doctor Juan Rivera, Raúl espera salir adelante. Cumple un estricto protocolo de cuidado, que incluye tratamientos en cámara hiperbárica y limpieza diaria de la herida. Con optimismo, planea regresar a trabajar el próximo lunes, una vez que reciba autorización médica. Su mensaje final insta al público a tomar en serio las indicaciones postoperatorias y no subestimar este tipo de intervenciones.