Recientemente, Meg Ryan, de 61 años, regresó al ojo público después de una ausencia de seis meses, apareciendo para promover el documental de su viejo amigo Michael J. Fox. Sin embargo, en comparación con otras apariciones, los espectadores notaron un cambio dramático en su apariencia, casi haciéndola irreconocible.

Aunque Ryan siempre ha negado haberse sometido a cirugías plásticas o mejoras cosméticas, lució su característico cabello rubio, labios más grandes y una piel increíblemente impecable. El cambio en el aspecto de la nominada al Globo de Oro ha sido notable a lo largo del tiempo, lo que ha generado mucha especulación sobre posibles cirugías estéticas.

En una entrevista, Ryan abordó las persistentes acusaciones sobre supuestas cirugías plásticas diciendo: «Para ser honesta, no presto tanta atención».

Ryan ha preferido alejarse en su mayoría del ojo público, enfocándose en su vida familiar. Valora su papel como madre, habiendo adoptado a un niño en el camino, y es madre soltera de dos hijos.

Meg Ryan es una inspiración para muchas personas porque muestra resiliencia ante las críticas del público y no permite que otros definan quién es ella.