La hija del legendario merenguero Rubby Pérez vuelve a estar en el centro de la controversia, esta vez por un tema que involucra una sorprendente suma de dinero.
En medio de tensiones familiares y recientes diferencias públicas, la joven ha causado revuelo al aceptar un cheque de nada menos que un millón de pesos dominicanos por parte del reconocido empresario radial Antonio Espaillat.

Este acto ha generado una ola de opiniones divididas en redes sociales. Sigue leyendo el contenido de esta nota y ver un poco mas abajo el video y el cheque.
VER HASTA EL FINAL Y COMENTA
Mientras algunos aplauden la decisión y la interpretan como una muestra de respaldo a su talento o emprendimientos personales, otros lo ven como un movimiento polémico.

Especialmente considerando el contexto emocional que envuelve el reciente homenaje a su padre, Rubby Pérez, del cual ella fue excluida.
La suma ha sido calificada por muchos como un «cheque simbólico de apoyo» y por otros como parte de un juego mediático con intenciones poco claras.

La hija del merenguero no ha dudado en defender su decisión públicamente. Ver un poco mas abajo el video y el cheque.
En entrevistas recientes, aseguró que el dinero será utilizado con fines constructivos y que no está interesada en alimentar más conflictos familiares ni escándalos innecesarios.

«Cada quien tiene derecho a su forma de sanar y continuar», expresó con serenidad.
Lo que sí es cierto es que el cheque de un millón de pesos dominicanos, entregado por Antonio Espaillat.

Ha encendido una nueva llama en el mundo del entretenimiento dominicano, y todos están pendientes del próximo capítulo de esta historia que mezcla fama, dinero y emociones profundas.
News
Mientras mi esposo me golpeaba con un palo de golf, oí a su amante gritar: “¡Mátalo! ¡No es tu hijo!”. Sentí que mi mundo se derrumbaba… hasta que la puerta se abrió de golpe. Mi padre, el despiadado director ejecutivo, rugió: “Hoy pagarás por lo que hiciste”. Y en ese momento, supe… que la verdadera tormenta apenas comenzaba.
Mientras mi esposo, Andrew, me golpeaba con un palo de golf en medio del salón, apenas podía proteger mi vientre de…
Después de pasar seis meses cosiendo a mano el vestido de boda de mi hija, entré en la suite nupcial justo a tiempo para escucharla reír: “Si pregunta, dile que no me queda. Parece algo sacado de una tienda de segunda mano.” Tragué mi orgullo, enderecé la espalda y me llevé el vestido en silencio. Pero más tarde, ocurrió algo inimaginable…
Durante seis meses, cada noche después del trabajo, Elena se sentaba frente a la máquina de coser y continuaba, puntada por puntada,…
Me casé con un hombre sin hogar al que todos se burlaron y ridiculizaron durante toda la boda… pero cuando tomó el micrófono y habló, reveló una verdad que nadie podría haber imaginado y dejó a toda la sala entre lágrimas y en shock…
El día de mi boda con Daniel comenzó con un murmullo incómodo que recorrió toda la iglesia como un viento…
Mi hijo me golpeó, pero guardé silencio. A la mañana siguiente, cociné un banquete suntuoso. Él bajó las escaleras, vio el mantel de encaje y las galletas, sonrió y dijo: ‘Así que, mamá, por fin aprendiste’, pero su rostro cambió de color en cuanto vio a la persona sentada a la mesa…
El sonido de la bofetada fue seco y resonó en la cocina como un disparo. No era la primera vez…
En la cena familiar estaba sentada allí con el brazo roto, sin poder siquiera comer. Mi suegra dijo: “Mi hijo le dio una lección”. Y su hermana presumió: “Ella pensó que mandaba”. Yo solo sonreí. Treinta minutos después, sonó el timbre y él descubrió quién realmente manda en esta casa.
Aquella noche en la cena familiar todo olía a carne asada, vino barato y tensión contenida. Yo, Emily Carter, estaba sentada…
En la cena familiar, mi esposo me vertió sopa caliente sobre la cabeza mientras su madre se reía. Luego dijo: “Tienes diez minutos para largarte.” Me limpié la cara, saqué unos papeles de mi bolso, los puse sobre la mesa y dije con calma: “Tienes razón. Diez minutos después…”
La cena familiar en casa de los Miller siempre había sido un campo minado emocional para mí, pero aquella noche…
End of content
No more pages to load






